

Wilson Pico es, sin duda, una de las figuras fundacionales e imprescindibles de la danza contemporánea en Ecuador.
Sobre Wilson
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Es considerado “el padre de la danza contemporánea ecuatoriana”. inba.gob.mx+1
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Comenzó su tránsito artístico en ballet clásico entre 1967 y 1970 pero rompió con esa forma para construir un lenguaje propio, más libre, más ligado a lo vital, lo popular, lo marginal, lo ancestral, lo urbano. artecuador.com+2Dspace UCE+2
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Su formación fue en buena parte autodidacta, aunque con influencias extraídas de experiencias en Venezuela, México y Nueva York.
Aportes Artísticos
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En 1970 estrenó sus primeras cuatro obras con el recital Coreografía Experimental, dando inicio a un cuerpo creativo que se expandiría por décadas. LA HORA+1
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Fundó varios grupos clave en la historia dancística del país: Ballet Experimental Moderno (BEM), Vivadanza, Frente de Danza Independiente, entre otros. LA HORA+2El Telégrafo+2
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Numerosas de sus obras apelan al cuerpo como lugar de memoria, identidad, conflicto, celebración incluso en espacios no convencionales (calles, cárceles, plazas, hospitales). artecuador.com+2Dspace UCE+2
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La temáticas de sus coreografías, lo popular, lo marginal, lo ancestral, lo cotidiano, le dieron una potencia simbólica muy particular y cercana al pueblo. inba.gob.mx+2El Telégrafo+2
Legado social y cultural
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Su trabajo no se limitó al escenario: creó la Escuela Futuro Sí, un espacio de formación dancística donde han pasado cientos de jóvenes. artecuador.com+1
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Impulsó la idea de que la danza, especialmente la contemporánea, debe ser un canal para hablar de la realidad, con honestidad, con raíces. Lo clásico fue para él sólo un punto de partida. El Apuntador+2
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Su legado influye no solo en bailarines, sino en dramaturgos, artistas plásticos, músicos: dibujó una forma de arte transversal, comprometida con la identidad ecuatoriana y latinoamericana. inba.gob.mx+1
Qué lo hace inolvidable
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Su capacidad de transformar el cuerpo en instrumento de memoria, denuncia, celebración, identidad.
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La valentía de romper con lo establecido (el ballet clásico) para crear un lenguaje auténticamente propio.
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Su persistencia: décadas de compromiso, creación, enseñanza, sin abandonar la danza ni el deseo de que ésta toque a todas las personas.
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Su visión inclusiva: para él, “cada cuerpo, alto, bajo, gordo o flaco, tiene una historia que vale ser contada”. El Telégrafo+1

